martes, 7 de mayo de 2013


MONOGRAFIA
                  

                               VIOLENCIA SEXUAL

INDICE

INTRODUCCION......................................................................................

MARCO TEORICO………………………………………………………………………

I. CONCEPTOS BASICOS…………………………………………………………….

1.1. Agresión sexual…………………………………………………………………
1.2. Violencia sexual………………………………………………………………..
1.3. Miradas obscenas………………………………………………………………
1.4. Abuso sexual……………………………………………………………………
1.5. Acoso sexual…………………………………………………………………….
1.6. Perfil psicológico……………………………………………………………….
1.7. Víctima……………………………………………………………………………
1.8. Tocamientos indebidos……………………………………………………….

II. ETIOLOGIA DE LA AGRESION SEXUAL……………………………………..

2.1. Hipótesis explicativas sobre la agresión sexual………………………..
2.2. Motivaciones psicológicas en los agresores sexuales infantiles…….
2.3. Motivaciones psicológicas en los agresores sexuales de adultos…..

2.4. Perfil psicológico del victimario…………………………………………….
2.4.1. Psicopatología y agresión sexual……………………………………
2.4.2. Perfil de agresor sexual……………………………………………….
2.4.3. Perfil psicológico en agresores sexuales infantiles………………
2.4.4. Perfil psicológico en agresores sexuales de adultos…………….

III. CLASIFICACION DE LAS AGRESIONES SEXUALES……………………..

3.1. Tipologia de los agresores sexuales……………………………………….
3.2. Tipos de agresión sexual……………………………………………………
3.3. Clasificación de agresores sexuales………………………………………

IV. SECUELAS EN LAS VISTIMAS DE AGRESIONES SEXUALES…………

V. ASPECTOS LEGALES RELACIONADOS A LA AGRESION SEXUAL…..
5.1. Delito de violación sexual y bien jurídico………………………………
5.2. Conductas sexuales y nuestro codito penal……………………………
5.3. Tipicidad objetiva…………………………………………………………….
5.4. Tipicidad subjetiva…………………………………………………………..
5.5. Agravantes…………………………………………………………………….

CONCLUSIONES…………………………………………………………………….

BIBLIOGRAFIA……………………………………………………………………….

ANEXOS………………………………………………………………………………






Introducción:
En esta monografía, nosotras estudiantes de psicología social, daremos a conocer más de lo que ya se tiene  acerca de la violencia sexual, las causas que hace que los victimarios agredan sexualmente  a una persona, la consecuencias tanto para el agresor y para la víctima, y sobre todo y creemos nosotros lo mas importante en este caso, los tratamientos que se le podría brindar a las personas víctimas de una violación, para eso nosotras trataremos de informar a través de trípticos a  nuestra querida población trujillana, ya que vemos que no están del todo preparadas si es que llegara a pasar este tipo de desgracia en cada de sus hogares. 

 I. CONCEPTOS BASICOS

1.1. Agresión sexual

1.2. Violencia sexual
Violencia sexual hace referencia al acto de coacción hacia una persona con el objeto de que lleve a cabo una determinada conducta sexual; por extensión, se consideran también como ejemplos de violencia sexual "los comentarios o insinuaciones sexuales no deseados, o las acciones para comercializar o utilizar de cualquier otro modo la sexualidad de una persona mediante coacción por otra persona, independientemente de la relación de ésta con la víctima, en cualquier ámbito, incluidos el hogar y el lugar de trabajo"

 1.3. Miradas obscenas
1.4. Abuso sexual
1.5. Acoso sexual
1.6. Perfil psicológico
1.7. Víctima
1.8. Tocamientos indebidos.

II. ETIOLOGIA DE LA AGRESION SEXUAL

2.1. HIPÓTESIS EXPLICATIVAS SOBRE LA AGRESIÓN SEXUAL
Factores biológicos:
Herencia: Aunque se han superado las teorías de clasificación de los delincuentes de Lombroso y los somatotipos de Sheldon y Kretschmer, lo cierto es que los estudios sobre jurados demuestran persistentemente que los "no atractivos" son juzgados más

severamente que los "atractivos".
Estudios con gemelos homocigotos y adoptados, indican que la herencia es un factor importante en la génesis de la delincuencia, pero no es el único (Goma, 1987).
Neurobiología: Desde la neurobiología de la agresividad Rodríguez Delgado (1990) ha destacado que la serotonina tiene un papel inhibidor de la conducta agresiva y a una reducción de la serotonina neuronal sigue un paralelo incremento de las reacciones hostiles, la agresividad y la violencia.
También se ha encontrado una relación entre el funcionamiento del sistema monoaminérgico cerebral, la actividad de su neuro rregulador como la monoaminoxidasa y las hormonas gonadales con los rasgos de sociabilidad, búsqueda de sensaciones, dominancia, agresividad y conducta sexual (Aluja, 1991).
Activación sexual: Para ello se ha utilizado el pletismógrafo, que permite medir cambios en el volumen del pene con indicador de excitación a resultas de la presentación de diversos estímulos sexuales, manipulados mediante diapositivas, cintas magnetofónicas o de vídeo, o la propia auto imaginación del sujeto. Más concretamente permite conocer si los violadores son excitados en mayor o menor grado que los no- violadores por escenas de sexo forzado (Delgado, 1996). Los resultados de las investigaciones realizadas no son concluyentes. Las investigaciones más recientes (Malamuth et al.1980) dieron como resultado que ante el comienzo de escenas de sexo no consentido o violación, los no violadores emitían respuestas de excitación sexual en igual o mayor grado que los violadores, que se
mantenían si la "víctima" llegaba a ser finalmente - aunque involuntariamente - excitada por el violador. La diferencia entre ambos grupos - violadores y no- violadores- aparecía en el supuesto de que la víctima en lugar de llegar a ser excitada continuara sufriendo: cuando la víctima continuaba sufriendo disminuía el arousal de los no violadores.
Sexo: La mayoría son hombres y un porcentaje muy pequeño de mujeres: eran mujeres el 0,78% de personas reclusas por delitos contra la libertad sexual concretamente en Cataluña entre los años 1985/1991 (C.E.J.F.E., 1992). Es un tópico que no existen las violaciones de mujeres a hombres pero en la historia de la psicopatología forense se han descrito algunos casos desde el siglo XIX (Soria, Hernández, 1994). Es más posible la participación de la mujer como cooperadora en agresiones de grupo.

Edad: Todos los delincuentes tienden a ser jóvenes y los agresores sexuales no son una excepción. Más de la mitad de los agresores tienen menos de 25 años y un 80% menos de 30 años (Bartoll y Bartoll, 1986; Holmes, 1989).

Inteligencia: son realmente excepcionales las personas deficientes mentales que son acusadas de violación, pero a estas personas es relativamente más frecuente encontrarlos bien como acusados de abuso con niño, tocamientos o de exhibicionismo.
Solo se han podido observar conductas violentas en aquellos retrasados mentales que tienen problemas psicopatológicos asociados, especialmente trastornos de conducta de tipo agresivo (Soria, Hernández, 1994).
Alcohol y Drogas: Un 50% del os delincuentes comete sus
delitos bajo los efectos del alcohol y este mismo porcentaje se mantiene en la violación (Bartoll y Bartoll, 1986). El alcohol actúa como medio facilitador de la conducta desinhibida, tanto en perfiles de agresores con escasas capacidades de relación como en aquellos de características más normalizadas.
Factores sociales y de aprendizaje:
Proceso de socialización: La violación es una conducta social y como tal es aprendida, en el sentido de que adquieren su concepción de la relación intersexual y de la división de roles; se autodefinen como masculinos y tienen una visión negativa de las mujeres como personas dependientes y sin autonomía (Soria, Hernández, 1994).
Es un hecho que en el abuso infantil un porcentaje considerable de los agresores admite haber sufrido antecedentes en su infancia, por lo que se ha hablado de transmisión familiar. Se han encontrado diferencias con los delincuentes sexuales donde se evidencian varios problemas en sus relaciones con su familia y fruto de iguales: reflejan un mayor grado de ansiedad, aislamiento social, mientras que en la relación familiar se observa malestar y poca comunicación positiva con las madres (Blaske y col., 1989).
Competencia social: La violación se ha considerado por algunos una alternativa a la incompetencia social para lograr relaciones sexuales consentidas. Algunos agresores presentan una historia de conflicto con las mujeres y una inhabilidad para tener relaciones personales y sociales con mujeres, mientras que otros han fracasado en conseguir parejas sexuales idóneas (Homls, 1989).
Se han encontrado en
un 50% de violadores y un 45% de abusadores infantiles déficits de asertividad o capacidad de dar a conocer, de forma apropiada, a otros sus emociones y sus deseos (Abel y cols., 1986).
Historia sexual: En las historias sexuales de los agresores se pone de manifiesto que han fracasado en adquirir las habilidades necesarias para establecer relaciones íntimas o existe fracaso en conseguir relaciones íntimas que conducen a la soledad y a una disposición agresiva manifestada en tender a proponer a otras personas relaciones sexuales bajo amenaza. Se ha encontrado que agresores sexuales parafílicos se han educado en ambientes rígidos en los cuales no se hablaba de sexualidad y ésta era vista de forma muy represiva (Marshall, 1989).
Factores Psicosociales: cultura y contexto social:
Aceptación social de la violencia: Numerosos estudios admiten que uno de los mayores determinantes de la violencia contra las mujeres es que la justificación de la violencia de los hombres es normativa en nuestra cultura y que las actitudes permisivas ante la violación correlacionan positivamente con actitudes tradicionales y conservadoras hacia las mujeres (Stephenson, G.M., 1992).
En la agresión infantil también nos encontraremos, posteriormente, unos conceptos equivocados sobre qué es un niño y cuáles son sus derechos.
Subcultura de la violencia: Existe un gran solapamiento entre ambas poblaciones delincuenciales: delincuentes generales y sexuales. Se han encontrado que el 50% de los adolescentes condenados por agresión sexual tienen antecedentes de otros delitos (Kahan, y Chambers,
1991). Uno de cada tres agresores sexuales tiene antecedentes de otros delitos y 25% ya han sido procesados por violación (Holmes, 1989).
Procesos de interacción social: Los déficits en habilidades sociales hetero/homosexuales facilitan la aparición de conductas de no respeto a los derechos de los otros. También se han encontrado déficits en valores prosociales en subgrupos de delincuentes sexuales.
Factores cognitivos:
Procesos: Albert Bandura menciona cuáles son los mecanismos por los que una persona puede autojustificar una conducta reprochable:
✓ Aquellos que hacen referencia a la acción: reestructuración cognitiva de la acción, autojustificación y atenuantes.
✓ Aquellos que hacen mención a las consecuencias: el efecto no se considera o se minimiza y a la víctima se la deshumaniza o cosifica y se la culpabiliza de la acción.
Lo cierto es que en los violadores su empatía, entendida como capacidad de sufrir con o ponerse en el lugar del otro, es muy limitada y siempre tienden a justificar su acción bien negando la existencia de la misma o culpabilizando a la víctima de la acción.
Creencias: El mito de las "mujeres piden ser violadas" actuaría como neutralizador de las prohibiciones sociales ante la agresión a la mujer.
Algunos conceptos erróneos acerca de las mujeres y autojustificaciones son (Bartoll y Bartoll, 1986, Scully y Marolla, 1984):
✓ Las mujeres son seductoras y provocan
✓ Las mujeres dicen "no" cuando quieren decir "sí".
✓ Muchas mujeres se relajan y disfrutan con el coito forzado, tienen la fantasía de ser violadas. 
 
✓ Las "buenas chicas" no son violadas, algo habrán hecho.
El estereotipo social de que sólo es violación cuando se produce agresión física, nos lo encontramos también en los agresores que niegan la violación ya que no usaron la violencia física con la víctima.
Actitudes: No se ha podido comprobar que los violadores, pese a su conducta de agresión sexual, sean, como grupo, más conservadores y negativos en sus actitudes hacia las mujeres que los no violadores. Muchos de los violadores muestran actitudes favorables o igualitarias hacia las mujeres. Esto demuestra que las investigaciones sobre actitudes y creencias no arrojan datos concluyentes sobre la probable mediación cognitiva y actitudinal.
Fantasía: La fantasía sexual constituye un fenómeno universal en los seres humanos y contribuye a enriquecer la sexualidad. En los agresores sexuales se han encontrado diferencias centradas en la aparición de fantasías reiteradas en las cuales se autorrepresentan en relaciones sexuales forzadas; Estas fantasías son reforzadas mediante masturbación. Una segunda fantasía es la reproducción imaginada de acontecimientos personales que han sido determinantes en el desarrollo psicosexual del agresor, como es el caso del agresor paidofílico (Soria, Hernández, 1994).

2.2. MOTIVACIONES PSICOLÓGICAS DE LOS AGRESORES SEXUALES INFANTILES

Según diversos autores (Soria y Hernádez, 1994) existen distintas motivaciones psicológicas en abusadores infantiles:

Inmaduros o fijados en la pedofilia.- La motivación es el placer por el contacto sexual con niños. Son personas con
un desarrollo psicosexual pobre que empiezan a interesarse sexualmente por los niños en su adolescencia, prefiriendo a los varones. Socialmente son inmaduros, pasivos y dependientes, solteros y con poca actividad social con personas de su edad, por sentirse incómodos entre ellos. No existen factores precipitantes precedentes al abuso sexual, y la preferencia hacia los niños viene provocada por el hecho de que éstos son menos exigentes y críticos que las personas adultas frente a las peticiones sexuales y, al mismo tiempo, son más fáciles de dominar. Ama a los niños y no es su intención causarles daño, el abuso se produce sin violencia y en consecuencia sin que sea necesaria la aparición de una resistencia en el niño. Fruto de un conocimiento o relación previa existente y la motivación básica, su estrategia de aproximación es seductora y gradual, puede pasar largo tiempo hasta el inicio del abuso.

Regresivos.- La motivación se fundamenta en lograr una elevación de su autoconcepto y de su percepción de masculinidad. Podemos observar la aparición de factores precipitantes (despido laboral, el divorcio, el alcoholismo, etc.) en la génesis del acto criminal, pues les conducen a desarrollar sentimientos de inadecuación e inadaptación y posteriormente, al abuso. Las víctimas suelen ser niñas desconocidas y ellos son personas casadas o con pareja estable con una historia biográfica normal. No es un pedófilo propiamente dicho, sino que el niño como sujeto del abuso viene determinado por factores situacionales que exceden sus capacidades adaptativas. Por ello, puede no reincidir en el caso de que se resuelvan los factores psicosociales que le condujeron a la conducta abusiva.

Agresivos.- La motivación básica es el sentimiento de poder y el placer derivado del acto violento y no de la sexualidad en sí misma. Desea herir físicamente a una víctima vulnerable, de la que se siente superior, incluso causándole la muerte. La motivación conexiona el impulso sexual y la violencia. Generalmente, las víctimas son menores varones desconocidos. Su estrategia no es seductora, suele secuestrar al niño por la fuerza e incluso utilizar algún tipo de arma. El crimen es premeditado y ritualista; cumple el objetivo de satisfacer sus fantasías sexuales de tipo sádico, por ello es habitual el asesinato posterior del niño.

Pseudopedòfilos.- La motivación es la realización de un acto sexual del cual obtenga un placer de relación interpersonal. Este tipo de personas suelen tener problemas psicopatológicos y no siempre entienden la naturaleza del acto delictivo. El abuso consiste en caricias y tocamientos, sin llegar a más.

Una segunda clasificación motivacional es la realizada por Knight y Prentky (1990) a partir de la anteriormente descrita, que tiene como finalidad la elevación de los indicadores de fiabilidad y validez en el caso de sujetos pedófilos. Para ello se estructura la clasificación en dos grandes ejes:

✓ Eje I. Agrupa los siguientes factores: grado de fijación (intensidad de la pedofilia: grado en que los niños envuelven las fantasías y pensamientos del sujeto), competencia social (nivel de éxito en el ámbito laboral,
social, etc.). En base al eje l, cada pedófilo podría categorizarse en cuatro tipos: Tipo 0 (alta fijación, baja competencia social). Tipo 1 (alta fijación, alta competencia social). Tipo 2 (baja fijación, baja competencia social). Tipo 3 (baja fijación, alta competencia social).

✓ Eje II. Incluye la cantidad de contacto con el niño o tiempo que pasa con niños. Puede ser codificado como una cantidad de contacto alto cuando pasa mucho tiempo con niños en diferentes contextos. Un contacto alto suele asociarse con una alta fijación, mientras que un contacto bajo puede asociarse a una alta o baja fijación.

2.3. MOTIVACIONES PSICOLÓGICAS DEL AGRESOR SEXUALES ADULTO

Existen numerosos estudios sobre la motivación de agresores sexuales (Soria. 2005). En un intento de ofrecer tres enfoques distintos se describe a continuación las elaboraciones teóricas de Groth, Knight y Prentky y Canter.

Clasificación de Groth y cols. Poder y odio:
En el año 1977 fue publicada, en el American Journal of Psychiutry, una investigación llevada a cabo por Groth y cols, donde se realizó un análisis cualitativo de los relatos de 133 violadores y 92 víctimas. Los investigadores encontraron que en todos los casos estudiados estaban presentes tres componentes: el poder, el odio y la sexualidad. Uno de los dos componentes, la rabia o el poder, dominaba según el caso, y la sexualidad, en vez de operar como la expresión primaria del deseo sexual, era utilizada para la expresión de ambos aspectos, ya sea el poder o la rabia.

Según el predominio del poder o el odio Groth y cols,
crearon una tipología de violadores divididos en dos grandes grupos, subdivididos a su vez en cuatro tipos.

a) Violador de poder: El agresor busca ejercer el poder y control sobre su víctima a través de actos intimidatorios tales como la utilización de un arma, la fuerza física o la amenaza de daños corporales. La agresión física es usada para dominar y someter a la víctima y lograr su sumisión. La meta de la agresión es tener una relación sexual como evidencia de «conquista». Para lograr esto, generalmente la víctima es raptada, atada o dejada indefensa.
Este tipo de agresor a menudo muestra pocas habilidades de negociación e interpersonales y se siente inadecuado e incómodo, tanto en el ámbito sexual como en el no sexual de su vida. Debido a que este tipo de sujeto tiene muy pocas formas de expresión personal, la sexualidad se transforma en el centro principal de su autoimagen y autoestima. La violación es el nodo mediante el cual se reafirma a sí mismo, a su fuerza y potencia.
En la medida en que la violación es una «prueba» de su competencia, dicha experiencia es vivida con ansiedad, excitación y placer anticipado. La agresión es premeditada y precedida por una fantasía obsesiva en la cual su víctima puede inicialmente resistírsele, pero, una vez que él la ha dominado, se rendirá y someterá a sus encantos sexuales. Según su guión de fantasía, ella estará tan impresionada con sus habilidades sexuales, que responderá salvajemente, «dejándose ir». Puede presentar impotencia o eyaculación precoz. La agresión sexual es, siempre, desilusionante para este
violador, porque nunca puede vivir lo experimentado en sus fantasías.
A menudo, este violador intenta convencerse de que la víctima quedó fascinada con él, que realmente quería sexo, pero no podía admitirlo y que claramente consentía mediante sus gestos no verbales, disfrutando el contacto sexual. Sin embargo, en algún nivel se da cuenta que no ha encontrado lo que buscaba, a pesar de que no logra definir claramente qué es lo que falta. No se siente reafirmado ni por su actuación ni por la respuesta de su víctima y, por lo tanto, debe salir y encontrar otra víctima.
Las agresiones generalmente se vuelven repetitivas y compulsivas. Puede existir un incremento en la agresividad, al desesperarse por no poder alcanzar la experiencia «indefinible» fantaseada: por ello, generalmente, no existe un intento consciente de herir o degradar a su víctima, sino que su objetivo es tener un control completo sobre ella; de esta forma logrará su sumisión y la consecuente gratificación de sus demandas sexuales.
Este tipo de violación puede ser entendida como el resultado de una crisis psicológica precipitada por algún evento que activa sentimientos de inadecuación e inseguridad. La violación es la forma en la que este sujeto reafirma su identidad potencia, dominio, fuerza y niega sus sentimientos de indefensión, desvalorización, inadecuación, vulnerabilidad y sus temores de rechazo.
El examen físico de la victima muestra normalmente una mínima evidencia de daño corporal o sexual y la evidencia del coito (esperma) puede estar ausente. La victima a menudo refiere haber sido a
preguntada por su vida sexual, su reacción ante el desempeño sexual del violador y su identidad, lo que implica la expectativa de un posterior contacto.
Los violadores de esta categoría pueden ser subdivididos según su meta principal sea la «aserción» o la «reafirmación»:

a.l) El violador de «poder-asertivo» considera la violación como una expresión de su virilidad y dominio. Se siente con derecho a «tomar» a las mujeres o ve la dominación sexual como una manera de mantener a «su» mujer «en línea». La violación es el reflejo de la inadecuación experimentada, en términos de su sentido de identidad y efectividad.

a.2) El violador del tipo “poder – reasegurado” viola en un intento por resolver dudas que lo perturban, relacionadas con su adecuación sexual y su masculinidad. Dispondrá a la mujer en una posición controlada y desvalida, en la cual ella no pueda rehusarle o rechazarle.

b) Violador-odio.- En este tipo de violación, el agresor expresa ira, rabia, desprecio y odio por su víctima golpeándola, asaltándola sexualmente y obligándola a realizar actos adicionales de tipo degradante. Utiliza más fuerza de la necesaria para someterla. El ataque sexual es sólo una parte de los actos de violencia física. A menudo se acerca a su víctima por sorpresa y la golpea, rompe su ropa y usa un lenguaje vulgar y abusivo.
La meta es descargar su rabia sobre su víctima, desquitándose de los rechazos experimentados, realmente o no, por parte de otras mujeres. El sexo se transforma en un arma y la violación es el medio para herir y degradar a su víctima y, por ende, a todas las mujeres.
Este violador puede mostrar mucha cólera y desprecio hacia las mujeres, a quienes ve como objetos desagradables. El acto sexual es visto hasta cierto punto como algo bajo y degradante y, generalmente, encuentra en él poca o ninguna satisfacción sexual derivada del acto de violación. Por todo ello puede experimentar dificultades para alcanzar la erección y para eyacular durante dicho acto.
Sus relaciones con mujeres que han sido importantes en su vida han estado caracterizadas por la conflictividad, ha podido presentar celos irracionales y agresión física hacia ellas. Las violaciones tienden a ser episódicas y esporádicas, engranadas por conflictos en sus relaciones con las mujeres (parejas, esposas, madre), en las que muestra un desplazamiento de su ira hacía las mujeres que viola. En consecuencia, el nivel de agresión es generalmente muy alto, es posible incluso que llegue a ser brutal.














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